Olor a cielo

Hoy al salir de casa me encontré con el inusual color del cielo. Himmelfarbe. El día olía bien, olía fresco, seco, limpio. Era el aroma del cielo que se ha instalado en Londres, aunque sea por un momento.

Las noches y las mañanas de Londres suelen regalarte ese tipo de cosas. La luna por la noche, el cielo azul por al mañana. Por la tarde Londres vuelve a ser Londres. Cielo blanco, cielo gris. Pero la mañana de hoy era tan azul que noté algo que no había notado antes. Algo que la gente que vive en ciudades en las que el cielo es frecuentemente azul no nota. El reflejo del cielo en las cosas. Y no me refiero a las cosas que normalmente reflejan el mundo, como los charcos o los parabrisas. No, me refiero a todo. El tacho de basura negro, la planta en el jardín. Vi notas azules en las ojas de las plantas, en el capot del fiat rojo, en el borde del tacho de basura, en el techo del puesto de diarios.

Ver ese color del cielo en las superficies opacas requiere mirar con cuidado. Es como querer oir el zumbido de las abejas, o el ruido del arroyo en la montaña. Uno tiene que detenerse y prestar atención.

Esos fueron mis primeros pasos en el exterior. El olor a cielo en el aire y el color del cielo en las cosas.

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